En este momento son vacaciones en México y en gran parte de nuestro planeta por lo que la gente viaja y se desplaza a aquellos lugares que nos regalan buen clima, belleza, descanso, queremos salir de nuestra rutina y en la mayoría de los casos vamos al encuentro con la naturaleza. aunque no nos interese en lo más mínimo y solo sigamos la corriente, el principal motivo por el cual los destinos de descanso lo son es por su belleza natural, al contrario, quienes tenemos la fortuna de vivir en estos paraísos y disfrutarlos solos y tranquilos nos escondemos un poco para evitar el gentío.

Como pata salada que me considero, con más de 18 años viviendo en Puerto Vallarta, soy de las que se esconde y se “preocupa”, algo que es por demás inútil, por el estado en que queda nuestro puerto luego de las vacaciones.

Hace unos días escuche a alguien decir refiriéndonos a la falta de consciencia general hacia el cuidado de la naturaleza, que a nadie le puede nacer cuidar aquello que no conoce… y sobre esto me quede reflexionando. Quienes estamos en estrecho contacto con el mar, con el rio, quienes hemos tenido la fortuna de subir una montaña, perdernos en el bosque, damos por hecho que toda la gente ha tenido la misma suerte, la misma iniciativa, educación , que se yo…. lo cierto es que es prácticamente imposible tener estos contactos cercanos sin enamorarnos de nuestra madre tierra.

Pero también es cierto que muchas veces, el ruido que llevamos con nosotros donde quiera que vayamos nos impide conectarnos. conozco personas que han viajado por todo el mundo, visitado infinidad de puertos y no han conectado en ningún punto en absoluto.

Que importante es que cuando tengamos esta oportunidad tratemos de estar presentes, de sentir, de escuchar,  si vas a estar en la playa viendo el mar quizá sería buena práctica hacer silencio y permitirnos escuchar, si tienes la suerte de subirte a una panga, lancha, velero, permite entrar con respeto, deja que el sonido del mar te abrace, trata de sentirte parte del entorno, pide permiso para estar ahí y permitirte desarrollar esta relación.

Sí respetamos la naturaleza ella te va a respetar y mucho más que eso, te va a enamorar, jamás podremos ganar nada si hacemos de la vida una competencia con esta fuerza creadora superior.

Date la oportunidad de conocer amar y respetar a tu madre y de esta manera querrás cuidarla y protegerla, no te vas a arrepentir y es el primer paso para que puedas entrar en este camino por la puerta grande. la del amor. cambiar nuestro rumbo por amor. no por miedo, no por obligación, no por dinero, no por moda, por amor.

Ecoturismo no es solo el sitio donde vamos sino la actitud que llevamos con nosotros, a todos los que vivimos en estos lugares maravillosos y hemos aprendido ya sea por nacimiento o por adopción, a la buena o a la mala de respeto y amor a la vida que nos rodea, tenemos la responsabilidad de compartir y también educar a nuestras visitas.

Hoy después ir al mar temprano (me gusta visitarlo seguido), me llene de una mezcla de felicidad, orgullo y un poco de vergüenza. hoy la playa que suelo visitar estaba limpia y aquellos que estaban limpiando no son otros que estos trabajadores del sector más marginado de nuestra sociedad, aquellos que saben que lo que abandonamos como basura tiene valor, ellos a quienes tan poco reconocimiento damos y no quiero dejar de dar las gracias por ellos y ojalá muy pronto, podamos darles todo el reconocimiento que merecen. ellos no se esconden y están ahí afuera rompiéndose la espalda sin recibir una compensación mas allá de lo que no sabemos valorar.

Esto es otro tema que quiero abordar más adelante y esto también es parte importante del cambio que tenemos ante nosotros, hacia la economía circular.

Hasta pronto, ambientalista imperfect@.

Paula Diez

Por Paula Diez

Paula Diez; Mexicana por elección. Emprendedora. Amante de la naturaleza. Fanática del mar. Intensa y optimista