El mundo que nos rodea tiene una mágica manera de comunicarse, todo lo que necesitamos saber, sea del mundo físico o espiritual, esta explicado de esta manera, a veces metafórica, en los procesos naturales.

Todo en la Naturaleza es cíclico, todo se transforma para volver a existir en otro estado, en otra forma, con otro propósito. El fin de cada ciclo proporciona los elementos necesarios para el inicio del siguiente. Nada se detiene, todo circula, cambia, fluye…

Si bien los seres humanos fuimos dotados de razón, nos hemos empecinado en ignorar esta ley, este claro mensaje; haciendo uso irresponsable y desmedido de valiosos y limitados recursos, sin asumir ni medir las consecuencias y utilizando las riquezas del planeta de manera desechable.

(Producir algo  indestructible, para luego utilizarlo de manera desechable, creo que es la definición de incongruencia… por decir poco)

Es momento de des- aprender estas actitudes.

Cuando tomamos algo, deberíamos de hacerlo de una manera consciente en cuanto a su origen, su valor y su viaje, más allá del fin de vida de la función específica para la cual fue diseñado.

Si miramos hacia atrás; la historia, las ciencias, la filosofía; veremos cómo cada vez se acotan más  a unos pocos nombres. Lo que quiere decir que las decisiones importantes en el destino de los ahora más de siete billones de personas, las ha tomado un porcentaje muuuuy pequeño. Estas decisiones definen una gran parte de nuestra  “evolución”

Si las probabilidades no me engañan, las posibilidades son infinitas y comprar la idea de que estamos haciendo lo mejor que podemos, no es más que abrazar la comodidad.

La evolución por definición, no debería de ser otra cosa que expansión de nuestra conciencia, definida como el conocimiento que poseemos de nuestra situación y de nuestros actos. Si entendemos que  la consciencia no puede, por tanto, ser  finita; que no es una meta, sino un camino de aprendizaje; la evolución deberá de requerir adaptación y cambio constante.

Cuanto más nos resistimos a modificar estas conductas, más literal se vuelve el mensaje; ya que nuestra madre, no desistirá en esta tarea suya de educarnos. ¿Por qué otra razón estaríamos aquí?

Resumiendo, vivir en armonía con los procesos de la naturaleza y tomar sus leyes a nuestro favor, es el único camino seguro de avanzar hacia nuestros objetivos.

Lo emocionante es que tenemos ahora frente a nosotros este nuevo camino, mucho más prometedor que el anterior. El camino se llama Economía Circular, y es de  este camino lleno de posibilidades, de cambio y de optimismo; por un mundo más bello, justo y sustentable; del que estaremos hablando por aquí.

Dijo W. Churchill:
«Mejorar es cambiar; así que para ser perfecto hay que haber cambiado a menudo». 

Hasta pronto!

Paula Diez

Por Paula Diez

Paula Diez; Mexicana por elección. Emprendedora. Amante de la naturaleza. Fanática del mar. Intensa y optimista